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La historia de Samira

Me llamo Samira y esta es mi historia.

Quedé embarazada de mi primer hijo muy joven. Como muchas otras madres jóvenes, me quedé sola con mi bebé.

Quería darle un futuro a mi hija y decidí emprender un viaje a Túnez. Sabía que podía ser un viaje que pusiera en peligro mi vida; sin embargo, tenía que hacerlo por ella y por mí misma. Como muchas otras mujeres en el barco, llevábamos a nuestros recién nacidos en brazos. Sabíamos que emprender el viaje con niños traería protección y bendiciones. No sólo sus almas sin pecado estarían protegidas por Dios, sino que además llevar niños a bordo nos ayudaría a nosotras, las madres, a evitar la repatriación o la detención. Cuando llegamos a Túnez, todos, madres e hijos, fuimos atendidos inmediatamente; recibimos ayuda y revisiones sanitarias de las asociaciones y del control de inmigración. No fue un viaje fácil; sin embargo, esta vez no estábamos solas. Una vez en Túnez, conocí a hermanas y hermanos de Talitha Kum que nos ayudaron a mi hija y a mí a empezar nuestra nueva vida. Me proporcionaron formación para trabajar en el sector agrícola y pude poner en marcha un pequeño negocio de cría de cabras y ovejas. Hoy estoy felizmente casada y tengo dos hijos. No puedo estar lo suficientemente agradecida a aquellas hermanas y hermanos por ayudarme a empezar una nueva vida con dignidad.
 

Como Samira, muchas personas se ven obligadas a huir de su país en busca de seguridad o trabajo. La migración insegura aumenta su riesgo de ser víctimas de la trata de personas.

"Las víctimas de la trata que no tienen permiso para trabajar o permanecer en el país de explotación se enfrentan a una capa adicional de vulnerabilidad. El miedo a quedar expuestos como inmigrantes irregulares puede ser una poderosa herramienta para los traficantes, que suelen amenazar con presentar denuncias ante las autoridades y pueden mantener más fácilmente a las víctimas en condiciones de explotación. Los migrantes constituyen una parte significativa de las víctimas detectadas en la mayoría de las regiones del mundo: 65% en Europa Occidental y Meridional, 60% en Oriente Medio, 55% en Asia Oriental y el Pacífico, 50% en Europa Central y Sudoriental y 25% en Norteamérica. Incluso los trabajadores migrantes que tienen derecho a trabajar pueden ser vulnerables a la explotación. Por ejemplo, porque desconocen sus derechos laborales". (UNODC. Global Report on Trafficking in person. 2020).